martes, 8 de septiembre de 2015

¡Feliz día a todos los fisios!

El  mejor día para iniciar mi aventura en este blog no iba a ser menos que "el día de la fisioterapia", 8 de septiembre.


La organización mundial de la salud (OMS) define la Fisioterapia en el año 1958 como:
 "El arte y la ciencia del tratamiento por medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad. Además, incluye la ejecución de pruebas eléctricas y manuales para determinar el valor de la afectación y fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales, la amplitud del movimiento articular y medidas de la capacidad vital, así como ayudas diagnósticas para el control de la evolución".

Un poquito de historia

Tras las dos Guerras Mundiales se genera la necesidad de tratar en continuidad a la gran cantidad de amputados y otras enfermedades endémicas como la poliomielitis.
Los efectos de la Guerra Civil Española y su largo período de post-guerra retrasaron lo que en los demás países se estaba haciendo en el campo de la Recuperación Funcional y la Fisioterapia.
En España, hasta 1957 no aparecen de la mano de practicantes, enfermeras, damas de la Cruz Roja y otras personas.

Así nace oficialmente la Fisioterapia en España mediante el Decreto Ley de 26 de junio de 1957, que establece la especialidad de Fisioterapia al Ayudante Técnico Sanitario, Practicante y Enfermeras. Más tarde se aparta de este sector y se especializa para crear una carrera aparte. Desde 1986 sale la primera promoción de profesionales de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de Valencia.

En la actualidad

Abarca numerosos campos. No solo se queda en el tratamiento de lesiones deportivas como se cree. Sino que trata todo tipo de enfermedades crónicas, neurológicas (infantil y del adulto), fisioterapia respiratoria, traumatología y ortopedia, reumatología, oncología… hasta se preocupa por la prevención de lesiones y enfermedades con consejos, estiramientos, ejercicios y rutinas saludables.

Una de las muchas virtudes de esta ciencia es que nos hace empatizar mucho con el paciente. Muchas veces son tratamientos largos, problemas crónicos e incapacitantes,
lo que hace que se interactúe mucho con el paciente, que tengamos que hacer hasta de psicólogos a parte de terapeutas y se dé un trato muy humano.
Porque al final, detrás de cada enfermedad hay una persona que sufre.

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